lunes, 26 de marzo de 2012

Caminata urbana.

15 de marzo, 2012.





 
Alrededor de las 16 hs de un sábado nublado con una leve brisa que acaricia decido salir a conocer un poco más el barrio, mi nuevo barrio.  Me pongo las babuchas, remera, infaltables Crocs, cartera nueva negra bandolera. Es rectangular con cierre y tapa donde perfectamente entra el paraguas. Cámara de fotos y gafas. Mi primera parada es la heladeria que queda a 3 cuadras en frente al edificio de la oficina de turismo. La heladeria tiene una galeria techada en el frente donde hay varias mesitas redondas con sillas. Predomina el blanco y es de estilo europeo, en algún folleto leí que es una tradicional  heladaría holandesa. Mientras voy cruzando la galeria esquivo algunas sillas y mesas y me dirijo hacía unas de las empleadas que me miraba muy sonriente. En las heladerías argentinas primero se paga y luego se pide el helado. Acá es diferente. Comienzo a decirle que quiero un helado y ella me muestra el menu –es necesario un menu?- me pregunto.
Le señalo un cucurucho con dos bolitas, es decir dos gustos, le pregunto el precio y ella responde -35,000 Rp- Eligo frutilla y chocolate y comienzo a abrir mi monedero para sacar los billetes cuando me doy cuenta que de repente estoy rodeada de tres alegres empleadas que me miran como si fuera un mono. La primer empleada me vuelve a preguntar si quiero un cucurucho y respondo si; al segundo siguiente me pregunta si quiero un cucurucho de frutilla y otro de chocolate y respond- no!- . En Indonesia estoy desarrollando la paciencia. Vuelvo a explicarle lo que quiero y me invita a sentarme en una mesita redonda. Espero dos minutos y trae un ticket que pega con cinta en la mesa, lo miro y no describe el precio del helado. Espero unos 5 minutos y otra empleada sale de una puerta trayendo en su mano mi hermoso y pequeño helado de frutilla y chocolate. El gusto otra vez me decepciona, es el helado mas triste e insipido que probe. Como un poco, me levanto y dirijo a la caja a pagar. Finalmente el valor es de 14,000 Rp. Nunca entendí a que se debió el descuento.
Sigo caminando por la misma calle que en realidad es una avenida muy transitada de motos y autos. Me detengo a tomar algunas fotos porque ya termine mi helado. Llegando a la esquina llega el momento de cruzar la calle. Es la primera vez que cruzo sola la avenida donde no hay semáforos así que tomo valor y doy el primer paso. Extiendo mi brazo izquierdo en señal de STOP parando a los autos y motos, titubeo un segundo y pienso que eso no puede suceder, tengo que cruzar con decision como hace Anna (solo que ella es grandota y yo soy chiquita). Orgullosa subo el enorme cordón de la vereda opuesta y con un saltito infantil digo –lo logré- . Sigo caminando rodeando el edificio blanco que en su frente tiene una especie de marquesina que dice: SURABAYA  Sparkling. A lo lejos veo un movimiento de gente, mientras voy acercándome distingo que son chicos patinando en círculo guiados por un profesor. Me acerco a sacar algunas fotos y los pibes de seguridad me gritan – Miss, Mr – para ellos es lo mismo –Halou-
Miro hacia atrás y una vez más soy la única caminando por la vereda, porque en esta calle si hay vereda con arboles enormes que proyectan sombra. Un señor estacionó su becak a un costado y duerme con el torso apoyado en la silla y colgando sus piernas. Es una calle en T y decido girar a la izquierda. Paso por la puerta de un hospital y unas oficinas que supongo serán organismos públicos. KANTOR significa oficina. Le saco una foto a un cartel aunque no entiendo lo que dice pero tiene un gran signo de admiración. Llego a una calle con boulevard y distingo que es la calle que tome otro día para llegar a Cheng Ho (el templo musulmán-chino). Otra vez el verde de los arboles, arbustos, plantas; el color de las flores amarillas y rojas llaman mi atención. Le tomo una foto a una palmera y unos frutos que le cuelgan. Caminar por la angosta vereda comienza a dificultarse, voy zigzagueando entre la vereda y la calle como sorteando obstáculos. En las veredas hay pozos tapados con bloques de cemento pero muchos de ellos están quebrados o totalmente ausentes.  Miro el agua marrón que circula por el pozo y todo el verdín que se formó alrededor.

sábado, 10 de marzo de 2012

LINEA E COLOR VERDE. TP – DELTA.


3 de Marzo, 2012.
18 hs es hora de irse. Saludo y bajo los doce pisos, el ascensor no tiene espejo, giro a la derecha y salgo por el estacionamiento.  Cantidad de motos alineadas, saludo a los de seguridad y ellos responden:
-Bye Miss !
La sensación de que el calor te abraza se siente desde el momento que cruce el estacionamiento. Camino 50 mt. por la calle porque no hay veredas. A la izquierda algunos puestos de comida y de uno de ellos asoma una cabecita que me dice:
-Halou !
A la derecha esta la acequia. Paso por el frente de una iglesia católica – en indones Katolik –  voy sacando las llaves y abro el candado del portón corredizo de rejas blancas.
Anna está sentada en el estar mirando la tele, ya se siente mejor del estomago, el tenue rosa de sus pomulos contrasta con la palidez de su piel.
-I’m going to TP, do you wanna join me?
Ella responde:
-Sorry, I’m not in the mood today.
Llego a mi habitación, me lavo la cara y las manos, cambio los tacos por las Crocs y encaro hacia la calle decidida a realizar el ritual femenino de consumo de cosas innecesarias pero que de algún modo hacen bien al espíritu.
Tomo el atajo del estacionamiento y salgo a Jl. Pemuda -hora pico de tráfico- serán las 18.30 hs.
Espero la mini van-BEMO- al lado del puente donde está la invisible parada. Ya es de noche y las luces de motos y autos chispean. En frente está Plaza o Delta Plaza, el shoping donde está el supermercado.
Llega rapido – el “E color verde”- asomo mi cabeza y hago un rápido recorrido visual - me pregunto donde podré sentarme-  hasta que escucho una voz - INI- (acá o aquí en indonés). Los conté, eramos once personas sentadas pegadas unas a otras, y entrabamos todos porque los indoneses son realmente delgados. Yo acomodé mi colita argentina levanté la vista y un hombre de ojos oscuros y mirada profunda me observaba, desvié la mia hacia la ventana.
El recorrido es breve pero se extiende por la cantidad de motos y autos. Un recuerdo me aborda - Corrientes y Callao martes 18 hs camino al laburo- ,cuantas similitudes al otro lado del mundo. La única diferencia, la más importante, sentirme la extraña del lugar, la única “bule” sentada en el transporte público.
El BEMO hace un giro hacia la derecha, rodeamos el frente de un edificio que reconozco. Una escultura –de bronce, creo- de unos 5 metros de ancho me invita a mirarla. Sí, ya te ví, y sé que tengo que sacarte una foto. Será la próxima  cuando este caminando.
Pasamos el Mc Donalds, mi referente de orientación. Pregunto – TP?- y afortunadamente al lado mio, una jóven mujer me responde en inglés- We’re close, next stop-
-Thanks god!-
Me levanto  y mantengo mi torso inclinado; espero que bajen algunas mujeres; piso algunos pies; me golpeo la cabeza al salir, el espacio es reducido. Me acerco a la puerta delantera y pago 3000 Rupias indonesas al chofer (menos de 1 peso argentino). Si sos BULE mejor pagar con el dinero justo porque nunca tienen cambio.  Camino 20 mt , digo “no” a los ofrecimientos de becak y taxi – acaso no ven que acabo de bajar del BEMO!-  Trato de despegarme un poco el pantalón que se me pegó asquerosamente  en la piel.
Entro al mall Tungunjan Plaza- TP para los locales- se pronuncia igual que en castellano: “ te pe”. El aire acondicionado se agradece.

Las fotos pertenecen a otro dia.